Marruecos se tiene que vivir con todos los sentidos, con sus luces y sus sombras, aunque eso depende de quien lo visite, siendo sombras para algunos, lo que para otros como yo, es su cultura en estado puro y sin censuras.
Con estas 37 instantáneas muestro mis reiteradas visitas a Marruecos, sorprendiéndome en cada nueva estancia en el, dejándome llevar por todos sus rincones, alejados del turismo, y sin guía alguno, solo paseando por sus pueblos, carreteras y calles, viajando con ellos de la misma forma y sin aduladores que me quieran llevar a esos sitios más turísticos y no tan puros.
Sin ningún tipo de miedo o problema con ello, algo que parece nos venden en muchos sitios del mundo, perdiéndonos con esto la esencia de cualquier país y más aún en Marruecos.
Paseando por las calles en las cuales trabajan, oyendo los sonidos de los oficios que en nuestros países “modernos” ya se han perdido, reviviendo con estos sonidos épocas pasadas, pero que en Marruecos son el presente, un presente que es un arte hasta en la forma de trabajar cualquier material, cuero, hierro, barro o la elaboración del tan aromático pan.
Degustando en sus calles sus comidas tan elaboradas, disfrutando de todos los olores que surgen de esos puestos callejeros, involucrándome en el devenir diario de sus gentes, interesándome por los detalles que pasan desapercibidos por comunes, y fotografiando los rostros de las personas que en tan fascinante país viven mostrando en su mirada, la… ¡Esencia Viva de Marruecos!..."