Desde el primer momento se convirtió en un objetivo imprescindible. El nombre tenía que guardar todo el significado y toda la esencia del proyecto, así que después de pasar por diversas opciones que me parecían muy evidentes: El Atrapasueños, el Ladrón de sueños, el Riad del naranjo (porque resulta que tiene un naranjo inmenso en el jardín)...etc surgió de repente BLANCO RIAD.
¿Por qué RIAD?
Un RIAD es una casa tradicional marroquí construída alrededor de un jardín. En algunos libros y con un tono más poético lo han definido como "vergel entre el bullicio". Estas casas suelen estar situadas en la medina y cerca de los zocos, del ajetreo y del mercadeo, suelen pasar desapercibidas cuando el viajero paseo por esas calles angostas y repletas de gente, pero cuando te asomas a una entras en un remanso de paz cuyo protagonista es su patio, el silencio y un hilillo de agua que se desliza en una fuente.
Personalmente me siento muy identificada con una frase que menciona Pedro Antonio de Alarcón en Diario de un testigo de la guerra de África cuando describe esos patios, y dice así:
"...En este primer patio hay una luz, hay un aire, hay una cosa sin nombre, tan llena de calma, de soledad y de ventura, que lo primero que desea uno al penetrar en él es sentarse en el suelo y callar durante horas...."
¿Por qué BLANCO?
Si Tetuán tiene un color...ése es el blanco. Tanto la medina que simbolizaría la ciudad islámica como el ensanche español que simbolizaría el barrio occidental están armónicamente cohesionados. El contraste de sus casas blancas con el entorno riffeño hace que la ciudad de Tetuán se simbolice con una paloma blanca.
Otro aspecto que me hizo decantar por este nombre fue la decisión acerca de la decoración de la casa, cuyos arcos, estructura, distribución y situación son los de un riad tradicional en toda regla, ¿y qué mejor manera para destacar esa belleza que la casa sea blanca en tonos blancos?
He aquí las claves del bautizo...
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